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La Dicotomía de la digitalización

La situación que estamos viviendo ha llevado a un crecimiento acelerado de la cuarta revolución industrial, que se caracteriza por la intensificación de las tecnologías, difuminando las líneas entre lo físico y lo digital. La cuarentena y el distanciamiento social han abierto las puertas del internet para campos poco explorados en nuestro país como el teletrabajo, la telemedicina y la educación virtual. Sin duda, las ventajas de este nuevo fenómeno usado correctamente son enormes, reducción de costos, mayor productividad, mayor optimización del tiempo, entre otras. Incluso se ha hablado de una nueva era de generación de empleo basados en la exportación de servicios, teniendo en cuenta que cerca de un tercio de los empleos de Estados Unidos se realizan de forma digital. Sin embargo, antes de enfocarnos en que esta nueva digitalización nos va a llevar a un mayor desarrollo y crecimiento, es necesario que conozcamos más a fondo la realidad de nuestro país.

Hoy, según el DANE solo el 57% de los hogares tienen acceso a internet bien sea fijo o móvil; esta cifra es sorprendente si tenemos en cuenta que para las cabeceras el 63.1% tiene acceso a internet mientras que en las zonas rurales solo el 16.2% cuenta con este servicio.  Adicionalmente, el 50.8% de las personas en las zonas urbanas del país cuentan con un computador portátil, fijo o una tableta, mientras que en las zonas rurales este porcentaje cae a un muy bajo 9.4%

Entonces, ¿cómo es posible que la digitalización sea el futuro de nuestro desarrollo si existen estas brechas tan marcadas en el acceso a las herramientas básicas para el uso de nuevas tecnologías? Es cierto que en el país se ha hecho un esfuerzo enorme en los últimos años por ampliar la cobertura a internet, pero la realidad es que nuestra compleja geografía una vez más nos juega una mala pasada y dificulta la ampliación de esta cobertura. Adicionalmente, la falta de capacitación en este nuevo entorno virtual limita aun más el desarrollo, por ejemplo, el 17.9% de la población rural que no tiene un computador declara no tenerlo porque no saben cómo usarlo. Además, según el experto en educación Francisco Cajiao solo cerca del 30% de los docentes del país están capacitados en competencias virtuales, la mayoría ubicados en las grandes ciudades.

Programas del Gobierno Nacional como Computadores para Educar, que entrega equipos a estudiantes de colegios públicos en el país o Aprende Digital, plataforma que por un acuerdo con operadores de telefonía móvil no consume datos, están encaminados en aprovechar esta coyuntura en pro de mejorar la educación virtual en el país y no dejar a miles de niños en sus casas sin este derecho básico. Sin embargo, el Ministerio de Educación es realista y por eso ha implementado programas adicionales como educación por radio y televisión, así como entrega de guías y materiales de educación junto con el PAE en casa.

No podemos dejar pasar esta oportunidad de tecnificar no solo la educación sino varios sectores de desarrollo en nuestro país, los programas del Gobierno son muy útiles, pero necesitamos más. Implementar programas como el Plan de Inclusión Digital de Argentina que desde el 2017 ha capacitado más de 360.000 personas y busca promover el uso de la tecnología a través de la alfabetización digital y la promoción de habilidades digitales principalmente en zonas vulnerables, permitirá abrir las puertas de la digitalización en nuestro país, ya que no se necesitan solo las herramientas sino las habilidades para saber usarlas.

Si no conseguimos impulsar este desarrollo tecnológico desde la base de nuestra sociedad, desde la educación, lo único que conseguirá esta nueva ola de la cuarta revolución industrial será ampliar aún más las brechas existentes en nuestro país en lugar de conseguir desarrollo y progreso.

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